lunes, 13 de febrero de 2012

UN POCO DE UNA NUEVA NOVELA. "LAS CARTAS DE BERLÍN".A BIT OF A NEW NOVEL. " THE LETTERS OF BERLIN ".



5-Segunda respuesta de Eva Wamphersim a su hermano Alger Naumann
En Pella, Iowa 18 de Agosto de 2005

Alger:
No entiendo tu obstinación, hermano. No te entiendo. Nunca os entendí a ninguno de los que tuve la desgracia de tener por familia y actualmente, a pesar del tiempo y de la distancia, constato que continúo sin hacerlo con el último que me queda de ella. Ni aun estando lejos logré llevarme bien con vosotros dos; con mamá y contigo. Ni a pesar de la distancia y del tiempo que logré interponer entre mi familia y yo, y que nos ha separado durante todos estos años, he logrado librarme de una vez por todas de vosotros, de ti.
Pareces que no comprendes, Alger, la gravedad de lo que te traes entre manos. ¿Acaso no ves el revuelo que la publicación de esa maldita correspondencia a la que te refieres en tu carta nos acarreará a mí y a mi familia? ¿Acaso no ves que estaremos de nuevo en boca del mundo entero cuando éstas vean la luz?
Estoy harta Alger. Harta de que este asunto me persiga durante toda una vida. Harta de padre, harta de madre y harta de ti, Alger. Harta de todos vosotros y de aquel pasado cruel que viví durante mi juventud.
No, no soy alemana, Alger, ya no lo soy. Soy ciudadana norteamericana y nada tengo que ver con las víctimas, ni con los verdugos del país en que, por desgracia, nací. Por mí, que junto a nuestro infame padre se vayan todos al infierno y me dejen en paz de una maldita vez. Puede nuestro padre (Papá, como tú aun cariñosamente te atreves a llamarle) quedarse en este infierno que te señalo junto a los que llamas víctimas y verdugos, pues entre todos han amargado mi vida desde hace muchos años.
¡Que me dejen de una maldita vez en paz! Ellos y tú, hermano. Y tú.
Aun recuerdo con triste pesar las humillaciones por las que tuve que pasar en mi juventud por este infame y vergonzoso episodio del siniestro pasado de nuestro padre y que ahora de nuevo deseas desenterrar. Justo ahora en que permanecía, afortunadamente desde hace tantos años, en el olvido. No sabes cuánto agradezco a mi marido que me ofreciese una nueva vida alejada de Alemania, alejada de la vergüenza, alejada de vosotros y del oprobio.
Estás equivocado Alger.

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