domingo, 12 de junio de 2011

BORGES

De nuevo volver a la palabra, de nuevo volver al maestro. Borges habla. El ciego fue siempre el amo de la palabra, de la palabra justa, de la palabra exacta y esencial. No falta nada, no sobra nada; el relato perfecto. Varios mundos que mostrar. La simbología del genio; el amarillo del tigre, el tiempo inaprensible, el terrible espejo que nos devuelve nuestra imagen, el baile de cuchillos en una esquina porteña buscando la carne, el libro infinito...
Enma Zunz, El Aleph,El Inmortal, La casa de Asterión...
Borges sonríe; se sabe inaprensible. Sólo queda leerle una vez más, como si fuera la primera. Una enésima vez será siempre como la primera.

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